¨El Gobierno es desatinado y los cívicos exagerados¨ 20/10/2007
- Christian Peña y Lillo H - El Deber
La convocatoria de las autoridades cruceñas logró concentrar a más de 20.000 personas en el aeropuerto. El Gobierno sacó a los militares del lugar horas antes de la concentración cívica.
Los ‘pronosticadores’ auguraban que ayer sería una jornada igual o más violenta que la vivida el jueves en el ingreso al aeropuerto Viru Viru, cuando policías y militares reprimieron violentamente a cientos de manifestantes que pretendían ingresar en la terminal aeroportuaria que había sido militarizada por instructiva del presidente, Evo Morales.
Al final, nada de eso ocurrió. Las más de 20.000 personas que se concentraron en el ingreso de la terminal aeroportuaria y que ‘llenaron’ cada uno de los ambientes de Viru Viru, convirtieron la movilización en una fiesta.
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Pero la forma como concluyó la jornada contrastó con los aprestos que hubo durante la noche del jueves y la madrugada del viernes, porque las autoridades regionales y los representantes del Gobierno mantenían posiciones aparentemente irreconciliables.
Después de la gasificación del jueves por la tarde, el movimiento cívico regional quedó con el ‘ojo en tinta’ y, apoyado en un paro de actividades de las instituciones cruceñas, anunció una gran movilización para tomar el control de Viru Viru, si no se retiraban los efectivos de la Policía y de las Fuerzas Armadas.
Líderes departamentales como el prefecto, Rubén Costas, y el presidente cívico, Branko Marinkovic, encabezaron la movilización e instalaron una vigilia en las puertas de ingreso a la terminal aérea, a pocos metros de los uniformados que permanecían tirados en el césped del lugar, extenuados por la refriega que protagonizaron horas antes.
El tiempo previo al desenlace de esta pugna estuvo cargado de rumores. Los líderes regionales, ante la falta de una oficina para reunirse, utilizaban sus vehículos en busca de privacidad para tomar decisiones ante el Ejecutivo. Desde el lado del Gobierno, se conoció que la decisión de replegar a los militares ya había sido tomada, principalmente, para evitar nuevos enfrentamientos.
Y evidentemente, el temor gubernamental se confirmó pasadas las 9:00 de ayer, ya que más de 20.000 personas acudieron al llamado de los líderes regionales. Poco antes, los ministros de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, y de Obras Públicas, José Kinn, informaron de que el aeropuerto fue liberado del control militar. Pedían dialogar.
Desde la otra vereda, las autoridades regionales decidieron continuar con el primer plan diseñado, que consistía en congregar a los asistentes en el ingreso a Viru Viru, llevar adelante una toma simbólica del aeropuerto y plantar el ícono de la autonomía, un mojón, en el ingreso de la terminal.
Todo parecía andar como se lo había planeado y entre los líderes se sentía un aire de victoria, ya que los uniformados se habían retirado y pasadas las 10:00, la cantidad de personas en los alrededores del lugar superaban las 10.000.
Sin embargo, el retraso en el inicio de los actos molestó a algunos asistentes, que ingresaron en el aeropuerto sin esperar a los líderes, situación que puso en figurillas a los organizadores, que se vieron forzados a iniciar una caminata desde el peaje de la terminal aérea hasta las oficinas de Viru Viru.
El titular cívico, en su afán de frenar a los ‘adelantados’, estuvo a punto de enfrentarse a golpes con ellos y el prefecto estaba molesto por lo que pasaba, ya que se había escuchado que algunos querían provocar disturbios.
Afortunadamente nada de eso ocurrió y luego de discursos encendidos, la fiesta se instaló y la militarización quedó en el olvido.
Vigilia
Los líderes regionales se comprometieron a estar al frente de la vigilia en Viru Viru y lo cumplieron. El prefecto, Rubén Costas; el presidente cívico, Branko Marinkovic; el titular de la Brigada Parlamentaria Cruceña, Gary Pereyra y el presidente del Concejo Municipal, Óscar Vargas, entre otros, se quedaron tertuliando toda la madrugada. Sólo dejaron el lugar para cambiarse de ropa.
Concentración
Ni el sol, que hizo llegar el termómetro hasta los 30 grados, ni el temor a nuevos enfrentamientos con los uniformados influyó negativamente en la convocatoria hecha por la Prefectura y el Comité pro Santa Cruz. Hombres, mujeres, niños y ancianos llegaron a los alrededores del aeropuerto para protestar contra la medida gubernamental, que causó al menos unos 20 heridos.
Discursos
Las intervenciones de la pasada jornada tuvieron de todo, desde ‘pajaritos preñao’ y ‘macacos’, hasta anuncios de lucha por las autonomías. Pero uno de los momentos más emotivos fue cuando Carlos Valverde Barbery casi llora al escuchar cómo la gente lo llamaba ‘comandante’, mientras el prefecto le levantaba uno de los brazos en señal de victoria.